
En ese marco, los boliches bailables debieron cancelar sus
programaciones, los restaurantes y cafés funcionar con el 50 por ciento de su
capacidad, mientras que el Casino Club debía cerrar las puertas, cosa que en
principio se acató a medias porque si bien a medianoche lo hicieron , hubo
gente que llegó antes de ese horario que permaneció en el lugar hasta la
madrugada. Pero además, como se desarrollaba un campeonato de pócker,
trasladaron las mesas al hotel Mercure (de los mismos dueños del Casino).
Hoy por la mañana el cuestionamiento era si Casino Club “tiene
coronita”, porque en principio continuaba con su programación del torneo de
juego, especulando con que la municipalidad no realizaría controles o haría la
vista gorda. El intendente Di Nápoli demostró actitud y advirtió que el torneo
de pócker se debería suspender. La cosa no terminó ahí, advirtió que el hotel Mercure
no tiene habilitada ninguna sala de juegos, por lo que ahora sólo resta saber
el importe de la multa que se imponga o en su defecto la clausura del lugar.
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