La Chancha se denominaba en la jerga de los colectiveros
a los inspectores municipales que los esperaban en cualquier punto de los
recorridos para verificar no sólo si el registro de los boletos coincidía con
el número de pasajeros y hasta el estado de higiene de los rodados.
La introducción sirve para graficar una tarea que los
inspectores de transporte en la municipalidad deberían hacer, para evitar los diarios
reclamos de los usuarios que padecen las falencias de un servicio que nadie
controla.
La “chancha” brilla por su ausencia en los colectivos de
Autobuses Santa Fé por lo tanto, los usuarios deben fiscalizar el
funcionamiento de un servicio, mientras que los funcionarios del área no se ven
arriba de los vehículos y a veces tampoco están en sus oficinas, ni haciendo
encuestas a los usuarios en las paradas mas pobladas.
Hace 90 días que la administración actual se hizo cargo
de la municipalidad y este es un aporte para mejorar un servicio esencial para
la gente de los barrios que sin claudicar en su reclamo, por lo bajo y entre
chanzas dicen “la chancha se fue pa´l máiz”…
En el tren y los que peinamos algunas canas le decíamos zorros
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