En medio
de tanta tensión, desconcierto, ansiedad, incomprensión y convivencia en
tiempos de pandemia, cuando todo ha cambiado, vale una crónica distinta, con la
intención de distender, relajar y conquistar alguna sonrisa por recuerdos de
ayer.
Pero... el ingenio y la creatividad no se detuvo y en todos los barrios, cada equipo disponía de varias “pelotas de trapo”. “A falta de pan, buenas son las tortas...” expresa un dicho popular y en la imaginación de cada chico que pateaba, seguro lo hacía pensando que era “la nº 5”.
Fabricar una pelota de trapo, era toda una ciencia y se necesitaba de la complicidad de alguna abuela que nos regalara al menos un par de medias en desuso, de aquellas que no resistirían otra sesión de zurcido. Confeccionar una pelota, era tarea de toda una tarde y lo más común por aquellos tiempos era usar medias de lana.
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