LLEGANDO A RANKELIA

Sabían que en algún lugar estaba. Las señales eran demasiado elocuentes pero… ¿y la entrada?. Dejaron de caminar al anochecer y armaron un improvisado campamento. El frío los hizo acurrucarse y envolverse en dos mantas hasta que se quedaron dormidos. El mismo frío pero esta vez con el canto de los pájaros los despertó. Un rápido desayuno y a seguir con la búsqueda. Antes del mediodía, se sentaron a la sombra de un caldén pero la sensación de sentirse observados les causó escozor en la espalda.
Se tomaron de la mano y encaminaron sus pasos, guiados tan sólo por una sensación de extraña proximidad a algo desconocido pero… ansiado. Imprevistamente, el suelo cedió ante ellos y por un pulcro tobogán comenzaron a descender a gran velocidad.
El terror de la sorpresa inicial dio paso a la admiración de los bellos colores que los rodeaban y en la medida que avanzaban, la pendiente disminuía y el descenso se convirtió en un cadencioso balanceo hasta que llegaron al final del recorrido. Miradas de curiosidad y de paz los rodeaban. Aunque no lo podían creer habían alcanzado la meta, estaban en RANKELIA.

Comentarios

  1. Creo que no falta demasiado para que ésto y mucho más salga a la luz, pero bueno a esperar nuestros tiempos no son los de ellos, el día llegará en su justo momento.... también llegará el tuyo .... Investigador de campo que tantos años llevas,y bien merecido reconocimiento tendrás.
    Un abrazo enorme.

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