COVID-19 Y EL IMPUESTO A LA CODICIA

La cuarentena en el marco de la pandemia del COVID-19 y reiterando conceptos de los primeros días, cambió todo. Sí, TODO, porque la rutina, los proyectos, los deseos, las esperanzas, la angustia y el miedo, entre otros, debieron quedarse encerrados como única respuesta posible al azote que amenaza.

En ese marco, se redescubrieron afectos, defectos, sensaciones, amistades que se consideraban perdidas y formas de sobrellevar el día, con creatividad los que permanecían con niños como los que lo hicieron en soledad. Y todo con la expectativa de lo que pasaba en el entorno, en la ciudad, la provincia, el país, el mundo.

Y hubo tiempo para descansar, para mirar los programas favoritos y hasta para aburrirse e intentar realizar algún ejercicio ante la imposibilidad de desplazarse, salvo unos pocos metros a comprar algún alimento.

Y eso se vivió en cada hogar del país y el Gobierno Nacional dispuso medidas extraordinarias para apoyar a los que menos tienen, a los cuentapropistas que fue uno de los sectores más golpeados y a los de menores recursos. Algunas cosas estuvieron bien proyectadas y otras no tanto, como el pésimo manejo de ANSES que le costó el puesto a su titular.

Pero la mecha se encendió cuando surgió el análisis del impuesto a la riqueza… sí a los que más tienen y a los que no se les pide una radiografía del origen de su capital, ni siquiera qué rol jugaron en el anterior gobierno cuando se comprometió irresponsablemente la soberanía de la Patria con préstamos del FMI que nadie sabe en qué se utilizaron. Pero Patria es un término que no significa demasiado para ellos, que miran con admiración lo que ocurre en el exterior.

Y automáticamente sus esbirros rentados comenzaron una campaña por la posibilidad que soltaran a condenados de las cárceles, responsabilidad que obviamente es de la Justicia, porque en Democracia existen tres poderes perfectamente delimitados. Y eso con el  sólo fin de evitar el tratamiento de una ley que los obligue a aportar el 1 por ciento de sus fortunas. O sea el 1 por ciento de su miseria respecto a la palabra solidaridad. Medida que se aplica en todos los países del mundo, inclusive en los que ellos admiran.

Más allá de esos actos de egoísmo, la pandemia no está derrotada, pero sí sabemos que tanto el Gobierno Nacional como los provinciales han tomado medidas justas como para mantener el equilibrio de su avance y aplanar la temida curva de ascenso.


Comentarios

  1. La avaricia deja en evidencia la miseria humana, en èstos escenarios es en los que agradezco ser pobre económicamente.

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