Las manifestaciones de la derecha en el país, no cejan en demostrar su intolerancia y sus “bajos instintos” respecto al sistema democrático, que se recuperara en base a luchas populares y sangre del pueblo. Por esos tiempos, los que hoy se envuelven con una bandera y se creen “los dueños” del sistema, aplaudían las dictaduras.
El colmo de estas expresiones se vio en la ciudad de Córdoba,
cuando el 8N salió a la calle y en un claro gesto de intolerancia, casualmente
con la presencia con la ex ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich,
apareció un cadalzo con dos cuerpos que pendían de sendas sogas y en sus
rostros las fotos del presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández.
Y la pobre Bullrich, utilizó pasajes del Senado para viajar: inconcebible.
Los grandes medios no condenaron el gesto, sino que lo
publicaron como “una travesura” de creativos para regocijo de los adherentes.
Ningún fiscal tomó cartas en el asunto para iniciar una causa por apología del
delito. Pero bueno, ya todos sabemos cómo funciona la justicia en nuestro país,
con jueces que intentan perpetuarse pese a sus manipulaciones.
Finalmente, no deja de sorprender la denuncia del
ministro de Defensa, Agustín Rosi, sobre la conspiración de una “mesa de enlace”
de oficiales retirados de las fuerzas armadas de la Nación, que flaco favor le
hacen a la institución con sus “ideales”. Porque estuvieron muy callados cuando
en la anterior gestión, se desmanteló la fuerza a través de reducción de
presupuestos, que se invirtió en “inteligencia”. Esa que bien sabía lo ocurrido
al ARA San juan, pero por intereses mantuvo en secreto varios meses.
Sólo resta esperar que el Gobierno Nacional disponga las
respuestas a estos atropellos, y también investigue el destino de los 85 mil
millones de dólares aportados por el FMI, que “desaparecieron” en paraísos
fiscales. Sólo así comenzaremos a ser creíbles y podremos creer en nuestro
futuro, en especial de nuestros hijos y nietos.
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