Hace exactamente un año, el Gobierno Nacional dispuso el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en todo el país, hasta el 31 de marzo, fecha que se extendió en el tiempo mediante “fases” que permitieron poco a poco retomar el ritmo de las actividades, aunque aún no se ha vuelto a la normalidad.
En ese marco, genera cierta
intranquilidad la versión que circula en medios oficiales de “la segunda ola”,
que irrumpió en otros lugares del mundo. Sin dudas, ya nada será como antes y
la mal llamada “cuarentena”, porque eso significaría “cuarenta días”, generó
distintas expresiones en la sociedad.
Por un lado, hubo sectores que
acataron la disposición, por precaución a la gravedad del Covid-19 que cobró
miles de vidas en nuestro país en este período, pero también desnudó situaciones
extremas como la actitud de gente que desconoció las disposiciones oficiales y
se plegó a reuniones sociales, fiestas clandestinas, fiestas de amigos, etc.
que motivaron sanciones económicas y condenas por violación a las
disposiciones.
En ese marco surgieron también
“marchas anti cuarentena” que con el paso del tiempo se diluyeron ante la
virulencia de la pandemia y surgieron los tironeos políticos que nada tenían
que ver con la gravedad de la situación, porque las víctimas se multiplicaban.
No hubo clases presenciales en las escuelas, las instituciones oficiales
atendieron a medias, el transporte público funcionó en emergencia, entre otras
aspectos.
Y en los últimos tiempos, cuando
se suponía que se había generado conciencia y en prevención de “la segunda ola”,
trasciende la noticia que decenas de jóvenes que regresaban de “viajes de
egresados” del exterior, llegaron infectados, lo que habla a las claras de su
inconciencia, sino también de sus progenitores, que facilitaron el hecho. Pero
también se desnuda la falla del sistema nacional, porque las agencias de viaje
siguieron ofreciendo sus paquetes turísticos como si todo fuera normal.
A esta altura, no son pocos los
que hablan de un virus de origen clasista, que llegó al país por la gente que
se desplaza por el mundo, pero que luego afecta a todos, inclusive a la gente
que jamás sonó viajar fuera de las fronteras. Sin dudas son tiempos extraños en
que el cambio es inocultable. Mientras tanto, esperamos “la segunda ola”.
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