El fin del mundo llegó con la pandemia. Parece un título catastrófico pero en definitiva se traduce en que el mundo tal como lo conocíamos, ya no volverá a ser. Las cosas cambiaron drásticamente en el planeta y en ese contexto, ni Argentina ni La Pampa son una isla que puedan sustraerse a los alcances insospechados del Covid-19
Es innegable que todo cambió desde hace un año, la
cuarentena con sus interminables fases, las reacciones de la gente, los
intereses políticos que en ese marco son lamentables, porque implica que a
ciertos sectores no les interesa la salud de la población. Se podrían enumerar muchos
ítems, pero no es el objetivo de esta crónica.
Sin dudas esto ha sensibilizado a algunos sectores e
insensibilizado a otros. Se han trastocado esquemas de la seguridad y la
educación al punto tal que la Comunicación, que es un factor de poder dentro de
la sociedad, está bastardeada o desaprovechada. Falla Nación en la Comunicación
y nadie hace un mea culpa, por lo tanto, seguirá todo igual.
Como reflejo de esa falla, un organismo oficial de
Comunicación de la provincia publica una información con un grueso error en su título
“infraccionaron a cazadores…” (infracción no es verbo) y ese error se repite en
las decenas de “diarios digitales” regionales que “copian y pegan” la noticia
sin el mínimo recaudo. Y es leída por la gente que accede e incorpora un
barbarismo a su léxico. Eso afecta sin dudas a la Educación.
Y en referencia a la cantidad de “diarios digitales”,
salvo honrosas y contadas excepciones, la mayoría replica noticias oficiales
mediante el práctico “copiar y pegar”, sin un mínimo porcentaje de producción
propia, pero reciben mes a mes jugosas pautas publicitarias. Todo eso, sin que
a nivel oficial nadie fiscalice si efectivamente hay actividad periodística y
eso, obviamente juega en contra de la digna profesión que es el Periodismo.
Y al mencionar esta palabra (Periodismo), a los más
experimentados le suena extraña la mecánica de las conferencias de prensa en
las que el propio Gobernador con sus ministros reciben preguntas que “filtra”
un locutor y a ellas asiste sólo un ¿selecto? grupo de periodistas, porque no
todos son invitados. ¿Tal vez molestaría si alguien preguntaba en la
conferencia acerca de la opinión del Gobernador o el ministro de Salud sobre
las declaraciones de una funcionaria en contra del presidente de la Nación?
Y precisamente los más experimentados, los que se
resisten a dirigirse al funcionario con la palabra “señor”, son los que
recuerdan que en épocas de dictadura se les exigía eso y en alguna ocasión a
punta de pistola, como ocurrió con la llegada del ministro de Bienestar Social
de la Nación, un marino de apellido Fraga, suceso que obviamente no pudo
hacerse público.
Y los episodios extraños se repiten en todos los ámbitos,
porque una profesional de Salud emitió duros epítetos no sólo contra el
presidente de la Nación, sino contra una gestión y ningún fiscal actuó de
oficio. Cuando hace pocos años, quienes manifestaron su desprecio por la figura
presidencial, estuvieron detenidos varios días. Ejemplos? El profesor que
arrojó un huevo contra el móvil que conducía al ex presidente Macri o el
soldado que posteó en Facebook contra el presidente y fue detenido al cabo de
un allanamiento a la vivienda de su madre.
En definitiva, ya nada volverá a ser como antes, por eso
el título, que lejos de ser catastrófico, sólo pretende señalar que las cosas
se ven diferentes “del otro lado”.
Comentarios
Publicar un comentario