Indignación, impotencia, bronca, llanto contenido y todas las sensaciones que se puedan considerar, caben al fallo que el juez Andrés Olié dispuso sobre una acusada de violación. Interpretó que cuando lo hace la mujer no es violación “por carecer del órgano viril” aunque las víctimas sean niños y rescató como positivo su “gesto” de realizar actividades solidarias con niños.
Nada más contradictorio e incomprensible. Se demostró en Cámara
Gesell que abusó de 3 niños, con el testimonio de los dos mayores, lo que
motivó que la Fiscalía solicite 18 años de prisión a la acusada. Pero el juez,
lejos de fijar su atención en las víctimas y las tremendas consecuencias que
padecen, se centró en la abusadora y con
la dialéctica judicial, argumentó que “quien delinque siendo muy joven es desde
esta óptica menos cuestionable, dado que se asociación a esa situación, un
conjunto de carencias que permitirían que el sujeto sea más vulnerable”. Lo que
no evaluó Olié, es que no les robó un pedazo de comida, sino que abusó de 3
niños.
La abusadora era la responsable del cuidado de los niños
y los sometió a prácticas aberrantes, lo que se establece en la “conclusión”
del juez que considera los hechos como “abuso sexual simple”, reconociendo que
fueron hechos “agravados” porque “tenía la guarda de los niños”.
El informe psicológico de la abusadora indica que “no
presenta ningún síntoma de patología psicótica (demencia), con un nivel
intelectual promedio e hipo-culturizada”. O sea que era plenamente consciente
de sus actos y su defensa no podría utilizar el argumento de inestabilidad
emocional para tratar de cubrirla.
Finalmente Olié expresó, “valoro positivamente que la
acusada no tiene antecedentes penales” y de acuerdo a la declaración de sus
allegados “se trata de una persona que posee aptitudes solidarias a partir de
su participación en el proyecto destinado a que chicos humildes desarrollen
actividades deportivas, en el club Calfucurá, al que dedicaba parte de su
tiempo libre”.
Obviamente que un fallo tan contradictorio como injusto,
no es aceptable y la familia de las víctimas recurrirá a la próxima instancia
en el TIP. En ese marco, consideran fundamental no bajar los brazos y movilizarse
las veces que sea necesario para que este tipo de aberraciones jurídicas no se
naturalicen y para eso, es necesario que la sociedad reaccione y acompañe en el
reclamo.
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