Las incomprensibles actitudes de la oposición (la derecha), mostrando total desprecio en el marco de la pandemia por políticas públicas, en detrimento no sólo de la Salud Pública, sino también de la gran mayoría de la sociedad que solidariamente respeta las disposiciones del distanciamiento social, la utilización de tapa-bocas y la restricción horaria, son una muestra de sus pretensiones en tiempos modernos.
“A esta película ya la ví”, fue la expresión de un
militante de “La Gloriosa” de los años 70, al recordar sucesos violentos de
aquellos años, que antecedieron al golpe genocida. Es que las expresiones no
son aisladas ni improvisadas, sino que responden a “sondeos” que hacen a nivel
social, a fin de tener un panorama más claro cuando intenten el objetivo de
derrocar la democracia.
El ataque explosivo a un local del Frente de Todos en Bahía
Blanca, junto a la aparición de panfletos que advierten a los políticos que mencionan
“la purga” y que “saben dónde viven”, no es ni más ni menos que la táctica de
los grupos parapoliciales o mano de obra desocupada de antaño, actualizada al
siglo XXI.
Sembrar la confusión, envolverse en una bandera, sumar al
descontento de algún sector, no son más que herramientas que utilizan para
mimetizarse en todo tipo de expresión contraria a disposiciones de gobierno.
Son tan sólo globos de ensayo preparados y adaptados a cada ocasión.
Sin embargo, la propia sociedad los marginó porque el
llamado al “caceroleo”, no tuvo ningún eco de adhesión. Sus “marchas” sólo se
hacen en el centro, porque obviamente los barrios “están llenos de planeros” y
ellos prefieren “manifestar” para la foto envueltos en la bandera. Son los
mismos que en el siglo pasado golpeaban las puertas de los cuarteles y que
hablan de nacionalismo, emparentado con la z.
“A esta película ya la vi” dijo el viejo militante, que
aseveró que “del otro lado”, la realidad se ve distinta, porque no es el pueblo
que como en Chile o Colombia manifiestan en la calle. Ese fue el escenario que
pretendieron cosechar los pichones de golpistas de nuestro país, que lejos
están de tener respuesta en un pueblo respetuoso de las disposiciones por la
pandemia, cansado de la utilización política que de eso pretende hacer, un
sector que cuando estuvo en el poder, sólo hizo negocios y endeudó tres
generaciones.
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