LA MAQUINA DEL TIEMPO: HOMANEAJE A SAÚL

Saúl es un hombre que hasta hace unos

años dirigía un diario en la capital pampeana. Ya está jubilado, a punto de cumplir 91 años pero, no está bien de salud y el intento por hacer una nota acerca de su visión de la profesión que abrazó desde joven: el periodismo, sólo permite elaborar un diálogo imaginario, a partir del conocimiento de años.

 “Hechos”, era un término que Saúl Santesteban pedía a los redactores y cronistas de la redacción de La Arena. Ese reclamo marcó a fuego a una generación de colegas que hoy son parte de “la vieja escuela”.

La objetividad en los encabezamientos, fue otra de las enseñanzas que pregonó y se tomó el trabajo de extraer los principales conceptos de una obra básica para todo periodista y compartió copias a toda la redacción. Observador en las reuniones y con la pregunta justa e incisiva, si era necesario, aunque lejos de prenderse en discusiones estériles. Era común soltar una frase y alejarse, para dejar pensando a un grupo.

Si hoy le preguntara ahora sobre las nuevas formas de escritura que se ven con frecuencia en improvisados “diarios digitales”, sin dudas se agarraría la cabeza, sonreiría y rescataría algunos barbarismos que se ven a diario: “vandalizaron” no es verbo… diría; tampoco lo es “infraccionaron” y sin embargo se ve en todos lados y los medios en lugar de informar “deforman”.

Sin dudas se ha perdido la esencia por el respeto de la terminología, en una especie de “lunfardo moderno” que nada tiene que ver con el original. Lejos está la nueva generación de giros como “seguir insistiendo” o “como así también” y da lo mismo, porque supuestamente “se entiende”, aunque esté mal dicho. El problema es que se naturalizan los barbarismos y eso es una realidad inocultable en las redes sociales.

Lo mismo diría de los “charlistas” radiales, término acuñado por el propio Saúl, con humor crítico hacia algunos personajes que por el sólo hecho de hacer un programa radial, se auto colocaban un título de “locutor” sin haber hecho una visita al fonoaudiólogo para saber que en radio no se dice “trenta y uno”, sino “treinta y uno”, donde además se naturalizan términos en lengua extranjera como “hot sale”, “fake news”y tantos conceptos que sólo son una señal de la aculturación a que fue sometida esta parte del continente, Latinoamérica.

Vale este recuerdo sobre la tarea desempeñada en vida por un periodista de raza, apreciado por muchos y odiado por quienes se sintieron tocados por su pluma. Un homenaje es bueno hacerlo en vida y ese es el objeto de esta nota.

 

Comentarios

  1. Hermosa nota..muchas Gracias..es así los homenajes se deben dar en Vida...y por sobre todo con gente que se ha destacado por su pluma y por el ejercicio del Periodismo

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