Hace un año, el barrio Río Atuel tenía su sistema de desagüe cloacal colapsado. Las pérdidas se denunciaban a diario y el malestar de los vecinos era justificable porque en el marco de la pandemia, en el que el cuidado y la prevención eran premisas prioritarias, eso representaba una seria amenaza.
Como consecuencia, las calles también eran un caos de
baches y obligaron a cambiar el recorrido del colectivo de la línea 1. La
solución parecía inalcanzable. Sin embargo, la decisión política del gobernador
Sergio Ziliotto y el intendente Luciano Di Nápoli, dio un significativo vuelco
a la desesperanza instalada en el vecindario.
Se decidió el reemplazo de la red colapsada y en poco tiempo
los olores nauseabundos desaparecieron. Para completar la obra, los vecinos
observaron que en pocos días y a pesar de la gravedad de la pandemia, un equipo
municipal emprendió la reconstrucción de la calle Corona Martínez, que ya
recibió su primera capa de asfalto.
En la ciudad hemos tenido gestiones que de esa palabra
tuvieron muy poco. Sin embargo, la presente está demostrando que a pesar de las
dificultades, cuando hay decisión real por el bienestar de los vecinos, es
posible hacerlas realidad. Al menos así se ve del otro lado.
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