BANCO SIN EMPATÍA CON “EL JUBILEO”


Los jubilados, que trabajaron y aportaron toda la vida para disfrutar del “jubileo”, históricamente recibieron trato de “kelpers” en la mayoría de las entidades bancarias en las que cobran su jubilación. Antes de la pandemia, largas colas se concentraban en las puertas de los bancos y durante el flagelo, debieron “digitalizarse” a la fuerza.

Se suponía que los adelantos tecnológicos beneficiarían a los clientes de los blancos, entre ellos, los jubilados “digitalizados”. Pero, lejos de recibir una mejor atención, por la que pagan, porque los bancos no regalan servicios, ahora pasaron a ser “un número” que aparece en una pantalla, siempre dependiendo de “las ganas” o el humor de los empleados.

La situación a la que hago referencia se produjo en la mañana del 16 de noviembre en el Banco de la Nación, sucursal Santa Rosa, San Martín y Mitre. En el acceso, “los clientes” pasan a ser los últimos números de su documento, en un trato que es despersonalizado (deshumanizado) y pacientemente se deben sentar a esperar que su número aparezca en pantalla.

Lo llamativo es que hay varios boxes de atención pero… sólo hay uno o en el mejor de los casos dos empleados para atender. Y siempre uno dependerá de su estado de ánimo o de su cansancio, porque hay algunos que se levantan y deambulan distraídamente hablando en otros boxes (seguramente por la proximidad del mundial de fútbol). Mientras… los números (o los clientes) esperan pacientemente, como si no merecieran prioridad por un servicio que el banco COBRA, para que sus empleados cobren (uno de los mejores sueldos del país).

Hasta que alguien se cansa de esperar y murmurando improperios se va. Pero otro prefiere acercarse educadamente a la única empleada que trabaja y que es la cara visible de la institución y le habla de la “falta de respeto” de los empleados con los clientes. O tal vez debería haber utilizado el término “empatía”. La empleada, sin respuestas pregunta al jubilado si quiere hablar con el gerente, pero ya no hay tiempo. La espera fue larga y hay otros compromisos.

Esta situación, se repite en la mayoría de las entidades, las que deberían empoderar a sus clientes y considerarlos prioridad, porque los empleados no deben olvidar que en algunos años, ellos también serán jubilados y entenderán el término de la palabra “empatía” que es muy cercana al respeto.

El jubilado (o el número) no recibió atención pero, se dio el gusto de decir lo que pensaba y dijo que lo haría público, lo que dio origen a esta “crónica del otro lado”, porque no es tiempo de callar ante lo que es injusto.

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