El mundo se debate en la locura de la violencia y la guerra. La que inician supuestos “líderes” políticos que consideran la masacre de inocentes, en su mayoría niños, como “daño colateral”. En ese marco, se dirigen a colegas para tratar de garantizar “medidas” para que la violencia continúe en pos de dudosos intereses.
Luego del ataque del grupo Hamas al sur de Israel, motivó la
desmedida reacción sin importar los “daños colaterales”. Y esto no pretende ser
una publicación anti semita. Todo lo contrario, trata de sacudir la conciencia
de los protagonistas pero fundamentalmente de quienes toman decisiones.
No es que algo está mal… todo está mal!!! Mientras, el secretario
de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ponía cara de pócker ante sus colegas del
Capitolio solicitando “ayuda” para Israel y Ucrania y se sorprendió por la
reacción de activistas que pidieron a los que deciden “alto el fuego!!!” a fin
de detener el espanto que padecen a toda hora los habitantes de la Franja de
Gaza, que algunos definen como “un genocidio bíblico en pleno siglo XXI”. La
franja de Gaza se ha convertido en estos días en un cementerio de niños,
mientras que los que podrían dar un corte al espanto, discuten las cifras de la
ayuda para que la violencia continúe.
Mientras, el repudio internacional emerge incontenible, lenta e
inexorablemente desde distintos puntos del planeta. A esta altura de la
historia de la Humanidad, este tipo de actos demuestra que la especie ha
evolucionado muy poco y resulta difícil explicar a los niños que observan por
los medios y las redes, las consecuencias de las atrocidades que padecen otros
niños.
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