LOS HIPÓCRITAS Y LAS TIMBAS. #1 ¿QUIÉN ES QUIÉN?.


El que calla otorga dice el refrán, pero hablar en contexto es complicado hoy en día, tanto por qué se dice, como por quién lo escucha y la interpretación que se le da a las palabras o a la letras escrita.


Seré breve, no porque los largos análisis que suelo hacer carezcan de utilidad, sino porque en el pasar de los días diferentes asuntos relacionados entre sí se han acelerado de forma tal que están desnudando intenciones viejas y nuevas, y arrancando máscaras a diestra y siniestra dejando a la vista rostros feos de la peor fealdad.
Al presidente de la nación, sea cual fuere, le encanta que le den el trato de "su excelencia", un trato de respeto que alguien alguna vez inventó para distinguirlo del resto "no excelente" del pueblo argentino.
Con gobernadores, intendentes, diputados, senadores, jueces, ministros, y toda la larguísima lista de cargos que parece que se van pero no se terminan de ir, pasa lo mismo cada uno en su nivel.
En un organigrama satelital, que es idéntico a la forma de nuestro sistema solar, cada cargo gira alrededor del "cargo mayor" que vendría a ser nuestro sol en la referencia, le obedece, le sirve, le succiona y lame si tiene que hacerlo salvo honrosas excepciones, y sigue sus instrucciones sin atravesar las líneas rojas.
Esta "funcionalidad y dependencia" fue muchas veces entendida como "necesaria complicidad" en muchos procesos de diferente índole en los cuales unas y/u otras partes se vieron comprometidas en la vulneración de la ley, en resumen: si uno es el jefe o el subordinado y ambos firman o no, ambos son responsables por la dependencia jerárquica implícita.
Lógica de la "participación solidaria por acción y/u omisión", que le llaman.
El asunto es que de todos los miles de organigramas satelitales que existen en Argentina, ninguno de ellos en lo absoluto, es decir: ni uno solo, incluye al verdadero dueño del poder en la posición que ocupa el sol o su contraparte el "jefe mayor"; esto ocurre porque se da por sentado que es así, o porque parece algo infantil, o porque en muchos casos pareciera que a los que están en tal o cual cargo de ese organigrama satelital le importa de verdad un "carajo" que así sea.
Aclaro que la palabra "carajo" no es un insulto, sino que es idéntica a la usada para firmar el libro presidencial argentino de la última administración, y la misma usada por gran cantidad de representantes oficiales en múltiples intervenciones alrededor del mundo.
En ese esquema de cargos que giran como planetas ni siquiera los principales responsables de los tres poderes de estado son el sol en la comparativa, ese puesto le corresponde y pertenece a la ciudadanía argentina, por favor si hay alguien que no esté de acuerdo que me lo haga saber.
La ciudadanía argentina no solo es quién elije a través del voto popular al poder ejecutivo y al poder legislativo, y aunque no todavía al judicial podría hacerlo en el futuro; sino que además esa misma ciudadanía argentina es quién sostiene a los tres poderes del estado con el pago de sus impuestos, impuestos que en Argentina parecen haber sido diseñados por vampiros chupasangre inmortales nacidos en el medioevo.
Como sea, los impuestos de la ciudadanía pagan todo, absolutamente todo, desde los préstamos internacionales en dólares tomados a un valor de $25 (sin impuestos) por cada dólar, que fueron vendidos a privados y estos los fugaron, ¡perdón!... crearon "capitales externos", y que hoy toda la ciudadanía argentina debe devolver a un valor de $1.100 (ídem) por cada dólar y creciendo, ¡hasta los jugosos y nunca bien conocidos salarios de toda (reitero: toda) la nómina de empleados del estado!.
Una salvedad, cuando me refiero a "empleados del estado" me refiero a todos y cada uno de quienes cobran del estado, y por ende de la ciudadanía que es la que "aporta", y por lo tanto son nada más y nada menos que "empleados de la ciudadanía".
De más está aclarar que la "ciudadanía argentina" es el conjunto de todos los "argentinos" que pagan sus impuestos, ya Doña Olga ama de casa que va al mercado a comprar un kilo de harina para hacerle pan a sus nietos, ya el ingeniero Luis que va a la agencia a comprar una camioneta para su empresa productora de granos.
Lo dijimos hace tiempo en @CodigoSradio: el Presidente Milei vendría ser un hipócrita porque a pesar de su "¡amo ser el topo que destruye el estado desde adentro!", estado que repito es propiedad inherente de todos los argentinos -mío también- y no suyo, cobra su sueldo justamente de todos los argentinos.
Y era esperable porque ya son varios, ahora viene a sumarse uno que vendría ser otro hipócrita que es el Presidente Reidel (del consejo bla bla, y empleado del anterior) que a pesar de su "el problema con estas áreas es que están pobladas por argentinos" -y yo lo soy-, una clara demostración de endofobia: aversión o desprecio a los propios "argentinos", claro si es que él es argentino porque si no sería xenofobia: rechazo a los extranjeros, parece que también cobra su sueldo de esos argentinos "problemáticos".
Aclaro que inserto el término "hipócrita" con su interpretación más llana: "que actúa con hipocresía", e hipocresía: "fingimiento de sentimientos, ideas y cualidades, generalmente positivos, contrarios a los que se experimentan", y por timba: "partida de juego de azar".
Conclusión: el Presidente Milei y el Presidente Reidel, cada uno es su órbita satelital, sobreviven día a día por el sustento vital que les dan los "argentinos", que son a un tiempo "ciudadanía" y "estado", y los verdaderos dueños de Argentina; y si no es así y ambos poseen otras fuentes de recursos legales que se sinceren con los principios de la libertad que ellos mismos profesan y no acepten un solo centavo para sueldos, viajes, celulares, etc. etc. etc, ni del "estado" ni de los "argentinos".
Javier Walter Sofía
DNI 17.281.217

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