Argentina vive una situación inédita de desgobierno y violencia. Nunca en Democracia el pueblo sufrió el destrato como en esta administración que sólo dialoga con periodistas “ensobrados” que acceden a abordar un cuestionario cómodo para el funcionario.
Lejos estamos de las reuniones en las que la Prensa podía
preguntar abiertamente a un funcionario, porque no están en ningún lado y sus
oficinas, están “blindados” por custodios. No se recuerda una administración de
estas características, en la que su principal responsable insulta a sus
interlocutores sin importar la edad, como lo sufrió un niño de 12 años.
La actual administración se comprometió a luchar contra
la corrupción para eliminar “la casta” pero… ese flagelo se instaló desde el
primer día, porque el presidente nunca pudo explicar el costo de su alojamiento
en un lujoso hotel del centro de Buenos Aires durante la campaña, ni del caso “Libra”,
ni del 3 por ciento de coimas que recibe Karina Milei por todas las operaciones
de licitaciones, en fondos de subsidios para discapacitados y hasta por
gestionar audiencias.
No es normal la actitud de gobernantes que pretenden
pasearse por algunos barrios populares, donde la gente en repudio a su
presencia les arroja verduras y el propio presidente insulta desaforado.
Todo parece salido de una escena surrealista pero ocurre
en Argentina 2025, que pareciera ser una olla a presión sobre un hornalla, con
la válvula tapada… y esta crónica expresa tan sólo un mínimo porcentaje de “los
logros” de una administración que en dos años, no ha concretado una obra y ha
cercenado cientos de derechos.
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